Los perros pueden sentir celos ante cualquier persona u animal que ellos perciban como un “usurpador” de su protagonismo ante sus propietarios, algo o alguien que les desplaza de los afectos de su familia, aunque sea momentáneamente.
Es frecuente que esto suceda si tenemos varios perros en casa, pudiendo competir entre ellos con empujones o gruñidos por ser el primero que recibe nuestras atenciones al llegar a casa o el que sienta más cerca de nosotros. La respuesta emocional de los perros celosos puede causar severos problemas en la convivencia, si no se reconduce a tiempo.
Los perros sí sienten celos: el estudio que lo demuestra
No es solo la sensación que todos hemos tenido alguna vez de que nuestro perro “tiene pelusa” cuando acariciamos o cogemos en brazos a otro perro o gato, o cuando dedicamos nuestras atenciones a otro miembro de la familia delante de él.
Un estudio publicado en la revista científica Plos One – que contó con la colaboración de treinta y seis perros, de catorce razas diferentes, todas ellas miniatura (Yorkshire, Pomerania Teckel, etc) y perros mestizos, también de pequeño tamaño-, reaccionaron con un cambio significativo en su comportamiento cuando sus dueños prodigaban muestras de afecto a un perro de peluche que ladraba y movía el rabo. El estudio, dirigido por la psicóloga Christine Harris, de la Universidad de San Diego, demostró que los perros sienten celos aunque “de una manera más básica, más primigenia, que los seres humanos”, concluyó Harris.
Este trabajo evidenció que los perros reaccionaban con gruñidos, ladridos e intentos de separar a sus propietarios del “perro rival”. Asimismo, Caroline Prouvost, coautora del estudio, señaló que “descubrimos que los perros tuvieron comportamientos significativamente más celosos cuando sus dueños mostraron afecto hacia lo que parecía otro perro, en comparación con la atención a objetos no sociales. Este comportamiento parece indicar que (los perros) están motivados por el objetivo de proteger una relación social importante (para ellos)”.
Los celos con otros perros: respetar la jerarquía
En caso de que sea otro perro nuevo el que llega a casa, si el perro “veterano” está bien socializado, podrá aceptar mejor la llegada de otro congénere a la familia. El origen de los celos se puede dar por un cambio en los roles en el seno familiar y también por motivos sexuales en los machos, si existen perras en celo cerca de ellos, llevados por su instinto de perpetuar la especie.
Para algunos perros es difícil (especialmente si son dominantes, o están muy apegados a sus propietarios), permitir que el recién llegado acapare la atención de la que hasta ahora gozaba él solo, se sienten inseguros y su reacción puede lastimar al nuevo perro, en un intento de someterlo a la jerarquía y llamar a la atención de sus propietarios.
Los perros que han tenido una excelente socialización desde cachorros, y están acostumbrados a jugar con otros perros en la calle y a compartir atenciones con ellos, cuentan con un bagaje emocional y educativo que les permite, en general, aceptar la presencia de otros perros en casa más fácilmente y hasta disfrutar de su compañía desde el primer momento.
Si los dos perros son cachorros, los celos son más fáciles de solucionar
Normalmente, este proceso suele ser mucho más fácil si ambos perros son cachorros, ya que rápidamente se acostumbrarán a la presencia del otro, crecerán juntos, se imitarán en sus conductas y no se suelen plantear problemas de agresividad en el hogar, por lo menos mientras son cachorros.
Factores como la diferencia de edad, de sexo o la forma en que “presentamos” al nuevo perro, pueden influir en la convivencia.
Perros que tienen celos de los niños o de otros miembros de la familia
Si el recién llegado a casa es un bebé, es conveniente dejar que el perro sacie su curiosidad con él y explore al nuevo miembro de la familia, siempre bajo la supervisión de los adultos. Le puede oler y lamer, a discreción de cada familia, para que lo acepte rápidamente. Estaremos pendientes de las reacciones del perro al interactuar con su nuevo compañero.
Es conveniente proceder igual con los niños pequeños, dejándoles que se conozcan y jueguen poco a poco, siempre bajo nuestra vigilancia. Procederemos de la misma manera si el nuevo miembro de la familia es un adulto.
Para evitar la aparición de celos, y una especie “síndrome del príncipe destronado” canino, es muy importante no olvidar que debemos seguir atendiendo las necesidades de nuestro perro como siempre, sus comidas, paseos, visitas veterinarias, juegos y dedicarle sus ratos de atención y afecto, para lograr un equilibrio familiar, aunque siempre es el propietario el que debe marcar los ritmos y los momentos adecuados, e invitar a los nuevos miembros de la familia a que se impliquen en la vida cotidiana del perro, si lo desean.
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