Mi perro persigue bicis, motos o gente corriendo. ¿Qué hago?

Es relativamente frecuente que los propietarios se encuentren con este problema: sus perros salen en persecución o no cesan de ladrar al ver a alguien desplazándose en una bicicleta, patines, patinete, moto o una persona corriendo. Este comportamiento, que obedece a distintas razones, entraña peligro para nuestro perro y un riesgo para terceras personas.

¿Qué hacer si tu cachorro persigue bicis, motos o gente corriendo?

Generalmente esta reacción instintiva se manifiesta desde que el perro es muy joven, incluso desde cachorros pueden mostrar un inusitado y obsesivo interés por perseguir objetos o personas que se mueven rápidamente cerca de ellos. Si observamos este tipo de comportamiento, debemos atajarlo, anticipándonos a su reacción: tan pronto notemos que el cachorro se prepara presto a `acechar´ y perseguir, hay que distraer su atención rápidamente, con algún juguete o llamándole por su nombre, por ejemplo, y una vez que ha pasado la `alarma persecutoria´ y cesa en su interés por perseguir, le premiamos.

Es importante ser precisos en el momento de la recompensa, que solo daremos cuando el cachorro abandone la conducta de persecución, ya que, de no hacerlo así, el cachorro interpretará que estamos premiando ese hábito peligroso.

¿Por qué los perros persiguen bicis, motos o gente corriendo?

Este comportamiento obedece a diversos motivos, y lo importante para resolver el problema es identificar qué lo causa. Las cuatro razones más comunes son:

1.- Por diversión: Esperar a la `presa´ y una vez que está al alcance o casi rebasada, comenzar a ladrar desaforadamente y correr tras bicicletas, patinadores, monopatines, motos, coches o personas corriendo es una forma de entretenimiento y `juego´ para muchos perros, especialmente cuando son cachorros o jóvenes. En el origen de este comportamiento está el aburrimiento, el estrés o la ansiedad por la falta de estímulos físicos y mentales para que le perro se sienta bien, en equilibrio. 2.- Debido a la agresividad por miedo: Aquí el instinto que impera es perseguir una `presa´ que les causa temor, ya que estos perros experimentan una sensación de peligro o de pánico ante la velocidad y brusquedad del movimiento de bicis, patines o motos y reaccionan instintivamente, de forma primaria, y a menudo agresiva, hacia este estímulo. También es frecuente en perros que han sufrido un episodio traumático, como un atropello. 3.- Por falta de socialización ante estas situaciones: Que se observa especialmente en perros que desde cachorros no han tenido contacto con estos elementos, es más habitual en los perros `no urbanitas´. 4.- Por territorialidad: Es frecuente que este comportamiento suceda en perros que viven en casas con jardín o con un espacio que da al exterior: recorren incansablemente `su perímetro´ y en cuanto oyen o ven aparecer estos vehículos o personas corriendo cerca de `su propiedad´ activan este comportamiento para defender su territorio.

¿Cómo evitar que tu perro persiga bicis, motos o gente corriendo?

En general, se observa con más frecuencia esta pauta en razas de perros de pastor y razas pequeñas, pero es un hábito pernicioso que puede presentar cualquier perro.

No existe un método único para corregir esta conducta, ya que depende del factor que la desencadena, del carácter y del modo de vida de cada perro, pero cuidar estos aspectos puede ser de ayuda:

– El ejercicio físico, regular y proporcionado a cada perro es vital, quema su energía y le permite aprender a estar calmado en la vida cotidiana.

– El aburrimiento y la falta de retos mentales generan estrés y ansiedad en el perro, que suele acabar canalizándolos hacia hábitos y conductas inadecuadas.

– Durante el proceso de socialización del cachorro, exponerlo gradualmente, durante sus paseos, a la presencia de corredores, bicis, patinadores y del tráfico en general, hará que los `incorpore´ como parte del entorno en el que vive y se acostumbre a su presencia; si observamos que intenta ladrar o perseguirlos, tiremos suavemente de la correa y digamos `no´ firmemente, y continuamos el paseo, repitamos esta acción siempre que sea necesario y recompensemos cuando el cachorro muestre una curiosidad `normal´ o simplemente indiferencia ante estos estímulos. No es positivo ni eficaz regañar o arrastrar al cachorro (ni al perro adulto) si muestra esta actitud, ya que esto solo contribuye a incrementar su excitación y su estrés.

– Si el perro es un adulto, la tarea de modificación de conducta puede resultar más compleja, especialmente si la reacción del perro es agresiva y está causada por un miedo incontrolado. En estos casos es muy aconsejable que la terapia se lleve a cabo con la ayuda y el asesoramiento de un educador profesional, que expondrá al perro poco a poco a esos estímulos (bicis, motos, o corredores), en un entorno controlado.


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