¿Son nuestros perros demasiado humanos?

Ya hace mil años que canes y hombre comparten una hermosa amistad, hasta el punto que se considera que hoy en día nuestros amigos serían incapaces de defenderse solos si se les volviese a poner en libertad. Sus facultades naturales han desviado y el entorno es inadecuado para su supervivencia. Por eso podemos considerar que el perro es un ser “civilizado”… ¿Demasiado tal vez?

Esto es cierto, sobre todo, en lo que se refiere a las razas creadas, muy sofisticadas o demasiado especializadas. Pero no hay que olvidar que en algunos países existen perros de instintos aún semisalvajes.

La domesticación del perro ha cambiado los instintos caninos. Pero, ¿si precisamente fueran estos mismos instintos los que permitieron el acercamiento del perro al hombre?

Por ejemplo, tomemos el instinto de manada. Es porque el perro obedece al jefe que ha aprendido a obedecer al hombre. La familia es la manada: el esquema general está aquí reproducido. El can siempre busca a ser dominado y conducido por un “líder” y el hombre ha cumplido este papel desde hace cien siglos. Nuestros amigos reconocen la jerarquía; es por eso que les podemos adiestrar. Cuanto más grande es la aptitud para el adiestramiento mayor es la capacidad de obedecer a una jerarquía. Por esta razón los perros de pastoreo son más receptivos: no pueden impedir correr y reagrupar el rebaño, sea éste de ovejas o de hombres. No son más inteligentes, sino saben incorporarse e integrarse a un grupo.

LADRA PARA IMITARNOS

Cierto, que los perros salvajes saben ladrar, pero no lo hacen tanto ni de la misma forma que nuestros amigos domesticados. Estos últimos han mejorado sus cuerdas vocales. Se cree que es para imitarnos o comunicarse mejor con nosotros. Nuevos gestos –que desconocen los perros salvajes- vienen a ayudar a su forma de “hablar”. 

El hombre es, pues, responsable de la vida y del futuro de sus amigos cuadrúpedos, pues éstos han sido en gran parte modelados por nosotros.

Fuente: Elmundodelperro.net